miércoles, 27 de mayo de 2009

EL CONDESTABLE Dº MIGUEL LUCAS DE IRANZO

De origen humilde, su educación transcurrió en el seno de una modesta familia hasta que entró al servicio de Juan Pacheco, marqués de Villena. A través de él lograría entrar en la corte castellana de Juan II, sirviendo como paje de su hijo Enrique, y logrando ascender así en su carrera gracias al vínculo afectivo con el futuro monarca. Sus principales rivales en su carrera serían el propio Juan Pacheco, Beltrán de la Cueva y Pedro Girón, maestre de la Orden de Calatrava.

Desempeñó puestos de responsabilidad como Halconero Mayor del Reino, Chanciller Mayor de Castilla y alcaide de Alcalá la Real, Andújar y Jaén, y en 1455, miembro del Consejo Real. Fue después nombrado Corregidor de Baeza y finalmente Condestable, un cargo vitalicio y vacante desde la ejecución de su predecesor, Álvaro de Luna, cinco años atrás. Su designación provocó el recelo de los aristócratas ante la probabilidad de influir directamente en las decisiones militares del rey, por lo cual acabó trasladándose a Jaén en 1459, donde años antes había desposado a María Teresa de Torres y Portugal, hija del Conde de Villadompardo y Virrey del Perú Fernando Torres y Portugal, con quien tuvo dos hijos, Isabel, que murió joven y Luís de Iranzo, que tomó los hábitos franciscanos. Vivió en la ciudad jiennense hasta su muerte, residiendo en un palacio que mandó erigir en la calle Maestra, en la actualidad el Palacio de Cultura del Ayuntamiento.

Existieron frecuentes disputas entre el Condestable y los poderes de su entorno, como el enfrentamiento con el obispo de Jaén, Alfonso Vázquez de Acuña, el cual finalmente recibiría la orden del rey de trasladarse a su fortaleza de Begíjar, desde la cual hostigaría a las fuerzas de Iranzo en abril de 1463. Sobre la vida del condestable se escribió en su época una biografía, la "Relación de los Hechos del muy Magnífico e más Virtuoso Señor don Miguel Lucas, Muy Digno Condestable de Castilla".

En Jaén creará la casa de moneda, la “jaenciana”, visitada por el propio Enrique IV en 1469. Manda allanar la plaza de Santa María, en la que existían unas moles de piedra de gran tamaño. También se acometieron obras de acondicionamiento de la ciudad, como el traslado de las carnicerías extramuros, a la actual Puerta Barrera, y el trazado de la que se convertiría en vía principal de la ciudad, La Carrera.

Pese a la importancia de este personaje para la historia de Jaén, su final no fue muy aciago. El 21 de marzo de 1473 mientras rezaba de rodillas en la capilla mayor de la catedral fue asesinado. Su muerte se justificó en el apoyo que el Condestable daba a los judíos, aunque, probablemente, la causa fueron los celos de otros nobles. Posiblemente en el asesinato participaran el marqués de Villena y su hermano Pedro Girón. En 1475, el rey Enrique IV se presenta en Jaén de incógnito y se dirige al Concejo, donde pregunta por ciertos jurados y regidores, a los que manda colgar de las ventanas, al parecer en venganza por el asesinato del Condestable.

foto del Condestable tomada de Abraham López

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