El Castillo de Santa Catalina es una construcción defensiva de origen cristiano medieval, que corona el cerro del mismo nombre y desde el que se divisa toda la ciudad de Jaén, los olivares, las montañas y pueblos circundantes de la zona. El nombre le viene dado por la capilla de Santa Catalina de Alejandría que se construiría en el castillo tras su conquista, de estilo gótico construida entre los siglos XIII y XIV.
Los primeros elementos defensivos que se advierten en el Cerro de Santa Catalina datan de la época íbera; son restos ciclópeos situados en la ladera septentrional del cerro y correspondientes a un oppidum, relacionado con el cercano asentamiento de Puente Tablas, del cual habría absorbido su población tras un primer abandono de este último entre el siglo IV a. C. y el III. Hay historiadores que sostienen que la primera fortificación el en cerro fué construida por Anibal Barca el cartaginés. En época islámica (a partir del siglo VIII) comienza la reconstrucción del nuevo recinto fortificado en la cumbre del cerro, y que sufriría progresivas ampliaciones hasta alcanzar su máximo tamaño entre los siglos XII y XIII. Así pues, donde hoy está el denominado Castillo de Santa Catalina, existió una fortaleza anterior de origen árabe, el Castillo de Abrehui, de la que aun quedan algunas evidencias.
No obstante, la construcción visible actual es de origen cristiano, siendo erigida tras la conquista de la ciudad por Fernando III el Santo en 1246, quien por tanto se la arrebató al rey moro Al-Ahmar. Llegarían pues a existir tres fortalezas, o fortificaciones, que fueron construidas a lo largo de los siglos: el Castillo Viejo, el Alcázar Nuevo y el de Abrehui. Durante el siglo XV se llevaron a cabo unas reformas impulsadas por el Condestable de Castilla Don Miguel Lucas de Iranzo, que dio lugar a la unión del Alcázar Nuevo y el Alcázar de Abrehuy, separados hasta entonces por una explanada. Estas obras finalizarían con la construcción de la Torre del Homenaje. Aunque el Alcázar Nuevo fue mandado construir por Fernando III, fueron Alfonso X y Fernando IV los reyes que intensificaron y culminaron las obras.
En el siglo XIX, cuando Napoleón Bonaparte entra en España y sus tropas llegan hasta la ciudad de Jaén, el Castillo de Santa Catalina fue modificado por las tropas napoleónicas, que destruirían parte del aljibe, con objeto de albergar en su interior un polvorín, donde surgirían dos habitaciones usadas como caballerizas. Un hospital sería construido por los franceses, que se asentaron con gusto en este castillo durante la ocupación francesa, de tal forma que se realizaron varias reformas dentro de las cuales están los pabellones para el gobernador, una plataforma artillera o incluso un área de oficinas. A su salida de la ciudad, las tropas francesas no olvidaron volar el castillo para que no sirviera a las tropas españolas.
En la actualidad tan sólo se conserva el Alcázar Nuevo, así como resquicios y evidencias de otras construcciones del pasado. El 3 de junio de 1931, se declaró mediante un Decreto Monumento Histórico Artístico. Sobre los restos que ocupaban las otras dos fortalezas, se construyó en 1965 el actual Parador Nacional de Turismo.
La Cruz de Santa Catalina está ubicada a la izquierda del castillo, en el punto más elevado de la ciudad erigiéndose como símbolo de la ciudad. Se dice que esta cruz monumental hace memoria a la que en aquel mismo lugar mandó colocar Fernando III el Santo tras arrebatar la fortaleza al rey Alhamar, y es que aunque este monumento se reconoce y caracteriza por sus grandes dimensiones, cuenta la leyenda que, en realidad, esta cruz había sido anteriormente de madera de unas proporciones mucho más pequeñas, frecuentemente derribada por el viento tan típico de Jaén. La cruz actual es una donación de la familia Balguerias, existiendo una lápida de mármol gris donde se inscribe y hace referencia a la cesión de esta cruz para la ciudad de Jaén por parte de la misma."Esta Cruz, siguiendo piadosa tradición, ha sido costeada y donada al pueblo de Jaén, por los hermanos de doña Dolores y don Eduardo Balguerías Quesada. Jaén, Octubre de 1951".
El día de Santa Catalina (25 de noviembre), la tradición es subir a pie al castillo y asar sardinas. Además de convertirse en lugar de encuentro y de paseo.
fotografías: archivo Seturja
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